ESCUELA INHIBIDORA

 

Pese a la obvia relación entre escuela y lectura, no existe concordancia entre instrucción y gusto por la lectura, de hecho las evidencias señalan a la escuela como la gran inhibidora de la lectura al hacer de ésta una obligación y en ocasiones un castigo.

La prueba irrefutable de que la escuela o mejor dicho el sistema educativo no está propiciando la formación de lectores es que los universitarios no son lectores, de hecho pueden aprobar un curso completo sin haber leído un sólo libro.

No hay que olvidar que igual que la familia, la escuela se encuentra inmersa en una sociedad poco lectora y aunque se reconoce a la lectura como una herramienta indispensable, no sólo para la enseñanza-aprendizaje, sino para la vida diaria, no se ha logrado establecer un plan que brinde a los docentes las herramientas necesarias para formar lectores y mucho menos estrategias para que los alumnos se prendan de la lectura.

Así pues, como menciona Domingo (2012) “El problema de la lectura en México, y en muchos otros países, no es otro que un problema de educación; particularmente de una educación que tienen como propósito arraigar ideas definitivas en vez de favorecer una independencia de criterio” p. 32

Si bien se han hecho grandes esfuerzos por erradicar el analfabetismo, esto está muy distante de formar lectores,  “México ocupa el último lugar en competencias lectoras —y ciencias y matemáticas— de las 30 naciones integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 50% de los jóvenes de 15 años se ubicó en los niveles cero y uno, los más bajos del rendimiento escolar en las habilidades científicas, matemáticas y de lectura del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) 2006, de la OCDE.” P.11  GOBIERNO DE MÉXICO ● SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA ● CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES / Programa de Fomento para el Libro y la Lectura: México lee más y mejor

Esto se debe al mal diseño de los programas curriculares, a la falta de recursos para adquirir textos adecuados y ponerlos a disposición del alumnado, a que los profesores no están capacitados, pero sobre todo a que los educadores (padres y maestros) no son lectores.  De esta manera se forma un círculo vicioso difícil de romper donde la lectura no se contagia, sino se asume como habilidad imprescindible sí, pero tediosa y molesta.

Así pues, tal como lo menciona Almaguer (2000) “El problema tradicional de la educación en México es de carácter aritmético: hay que educar a más, aunque se eduque menos” p. 2, es decir, el sistema educativo mexicano se ha preocupado por la alfabetización y aumentar el nivel educativo de la población pero a costa de la calidad de la enseñanza.

Vale la pena aclarar que la formación de lectores no es totalmente responsabilidad de la escuela, de hecho históricamente, la función de la escuela en materia de lectura, es instruir en la lecto-escritura, con el tiempo y a la falta de mecanismos y herramientas para formar lectores, se le ha atribuido esta función pero sin estar capacitada para ello, tal vez eso explique que la escuela enseña a leer, pero no práctica la lectura.

Sin embargo, los datos son contundentes al precisar que las malas prácticas que se realizan en la escuela en torno a la lectura están aniquilando a los lectores. De ahí la importancia de analizar algunos factores inhibidores de la lectura dentro del ámbito educativo: