EL PROGRAMA EDUCATIVO

 

El docente es inhibidor de la lectura al utilizar los textos sólo con fines de enseñanza, al hacerlos obligatorios y no brindar alternativas. Sin embargo, no es toda su responsabilidad pues está sujeto al sistema educativo que establece metas y objetivos determinados a cubrir en un ciclo escolar, sin importar las características propias de cada grupo.

El docente debe cubrir determinado número de temas en determinado tiempo, debe seguir el libro de texto  y debe asignar una calificación,  lo que impide que la clase se deje llevar por otros temas o lecturas que no están estipuladas en el programa educativo.

La realidad es que los programas educativos no tienen una perspectiva clara en la formación de lectores, empezando por la ausencia de una definición explícita de lectura así como la falta de actividades y/o espacios para el disfrute de ésta, por el contrario está plagado de indicciones superficiales como “leer y escribir para compartir la interpretación de textos literarios" y se asume que con ello el alumno se convertira en un avido lector, cuando en relaidad ocurre lo contrario.

Carrasco dirige la investigación  La lectura desde el currículo donde analiza el plan de estudios y lo compara con otros países a fin de encontrar fortalezas y debilidades, lo que concluye es que el currículo de la educación básica en México:

  • Carece de fundamento teórico y no cuenta con bibliografía básica    
  • Carece de una integración y progresión entre grados y niveles
  • No hay articulación de enfoques y contenidos
  • Los contenidos se repiten a lo largo de los niveles
  • Los programas no se relacionan entre sí

Aun cuando se basa en un enfoque comunicativo y funcional no promueve la lectura. “Si bien se incluye en la diversidad de textos que se proponen, no hay un contenido particular que se oriente a que el niño pueda gustar del valor estético de la obra literaria” (Peredo, 2008, p. 39)

Los programas están diseñados para cumplir objetivos, por lo que cada lectura y actividad tiene un propósito específico, no es válido leer sin pretender enseñar algo o sin evaluar, por que ¿qué sentido tendría leer? “Poner en primer plano el propósito de formar lectores competentes nos llevará, en cambio, a promover la lectura de libros completos aunque no podamos controlar con exactitud todo lo que los alumnos han aprendido al leerlos” (Lerner, 2001, p. 148) que es una deficiencia del actual sistema.

Aunado a esto las estrategias de enseñanza que se sugieren en los programas son disuasivas de la lectura, por ejemplo: “en el libro del maestro se sugieren  actividades más detalladas, como interrumpir la lectura para formular preguntas de diversos tipos tendientes a elaborar inferencias, hacer uso del conocimiento previo, pero enfatizando el tema de la lectura en demerito de otras formas, con lo que se puede advertir no sólo la falta de progresión sino la repetición didáctica a lo largo de los seis grados” (Carrasco, 2008,  p. 144)

Es obvio que los programas educativos en México no están diseñados para formar lectores, quizá el mayor error sea querer enseñar el gusto por leer y no se ha comprendido que una vez que se enseña la decodificación del lenguaje, lo que sigue es dejar que el alumno busque sus propias lecturas, el papel del profesor se limita a crear encuentros con los textos en sus diversas formas.  

“Cuando el sistema escolar admita que la formación de lectores es también responsabilidad suya y no únicamente de los maestros en lo particular, a quienes siempre se les hace cargar el muerto a pesar de que no siempre hay en las escuelas suficientes condiciones para que la lectura florezca”  (Domingo, 2012) entonces se podrá establecer un programa educativo que verdaderamente visualice a la lectura como un fin y no sólo como un instrumento de enseñanza, percibido por muchos como un instrumento de tortura.

LAS INVESTIGACIONES

 

Algunas investigaciones señalan que las prácticas de lectura que se realizan en la escuela provocan rechazo por la lectura, y en algunos casos, fobia.

  • La lectura en la escuela
  • Readicide: how schools are killing and what you can do about it